lunes, junio 16, 2008

LLEGAN LOS RESIDENTES



Por: David Rivera Romero

El siguiente relato se ubica en el tiempo, en la década de los sesenta, cuando la carretera no llegaba a Huáñec y los viajeros tenían que caminar todo el día para llegar a la tierra donde vieron la luz por primera vez.
“Peña Blanca”, es un farallón imponente, que se eleva como una cresta blanca desde la falda de Antaura, tan conocida es esta Peña que mis paisanos le hicieron varias canciones muy sentimentales, la más conocida es aquella que dice “de Peña Blanca yo te vi, a la portada de mi Huañec llorabas...” además; antes, cuando los viajeros regresaban a Huañec desde Lima ansiaban llegar a Peña Blanca, para ver de cerca su añorado pueblo y así apurarse a pasar por Chinca muy rápidamente, para llegar pronto.
Por otra parte, los niños que estaban en la plaza iban todos corriendo a la voz de: ¡cholitos, vamos a Calpa a ver a los “residentes” que están llegando de Lima!, y así todos trataban de ubicarse en el mejor sitio, para ver cuantos venían ese año a la fiesta de Corpus Christi. La expectativa se generaba desde temprano, cuando se escuchaban los “cohetes” que reventaban y se podía ver las caballerías, muy lejos aún por Urcos Pampa, parecían diminutas figuritas que se desplazaban unas tras otras; y los “chiuches” se preguntaban, ¿quienes estarán viniendo este año?; luego, más tarde, cuando los visitantes estaban pasando por Peña Blanca ya se distinguía mejor; y alguien decía allí esta mi tío Pablo, y otro gritaba emocionado ¡también vienen mis tíos Pedro y Jashi!, ¡mira tiene sus alforjas llenas!, “segurito” están trayendo bastante pan de Lima y, de pronto aparecía la caballería de mi Mamita y mis dos tíos, y gritaba yo ¡Mi mamita y mis tíos están allí!, estarán trayéndome pan y mucha fruta; recuerdo que el antaño me trajeron naranjas, manzanas, plátanos, uva, ah... y mi “chachá” (ropa nueva) para ponerme el día de la corrida de toros, ¡que bacán!. Otros visitantes al pasar por Peña Blanca reventaban sus cohetes en señal de alegría y para avisar que ya estaban llegando los “cabecillas” de la fiesta. Los cholitos no podíamos quedarnos en Calpa, y corriendo fuimos hasta el “Molino” a dar alcance a los visitantes, se veía desfilar a los “residentes”, unos venían a caballería, otros a pie, las señoritas sobre la caballería, con sus pañuelos sobre la cabeza, supongo que para verse más lindas o para cubrirse la cabellera del polvo del camino. Los jóvenes, muchos de ellos llegaban a pie, algunos con sus maletines a la espalda otros con su costalillo blanco, y otros con su caballería bien “jateada”, decían que eran los “cabecillas” de la fiesta. La banda de músicos que se había apostado en “Shush” tocaba tradicional huayno huañino, los músicos estaban formados en fila al lado de la capilla, donde ahora se encuentra el arco de la bienvenida, los viajeros llegaban, se apeaban y como ya era fiesta se ponían a bailar, todo era alegría, había mucha bulla, muchos cohetes, bombardas y mucho “trago” también, tomaban anisado “tres monos” decían que era del fino, otros tomaban cerveza helada al natural como es en Huáñec.
Como en todo lugar, no faltan los mal hablados, y decían que algunos de los cabecillas habían venido a Huáñec hace quince días para contratar la banda de músicos él mismo, para celebrar su llegada, ¿sería cierto o no?, pero lo que si es verdad es que la fiesta estaba muy alegre y muy bonita, con tantos “residentes” y los paisanos felices, muy felices de encontrarse con sus familiares. En la noche y los días siguientes continuará la fiesta, me acordé que tenía que ir a mi casa, seguramente mi Mamá ya estará buscándome, para comer y como estamos de fiesta, además del patache habrá preparado algo más, de repente “cara pulcra” o “ishcushpa”, para invitar a los residentes. ¡Chau!…

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