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os partidos políticos están el plena carrera electoral, cada cual presenta a sus “mejores candidatos” al Congreso, entre ellos podemos encontrar, profesionales, empresarios, artistas, deportistas, otros de diversos oficios y otros sin oficio, asimismo encontramos a los que han hecho de la política su “chamba” habitual, es decir los que no sabrían qué hacer si no fueran congresistas.
Sin embargo, a pesar de tanta diversidad de personajes, se puede encontrar en ellos algo en común, todos quieren ser congresistas, por eso hicieron lo posible para estar en la lista de candidatos. Vale la pena preguntarse: ¿Cómo así forman parte de la lista? Las respuestas son diversas; así tenemos, a los que hacen uso a su derecho histórico de ser dirigentes eternos de un partido, entonces, ejercer el poder partidario y se hacen anotar en la lista en los números preferenciales; otros, que generalmente tiene poca o nula trayectoria política, es decir, en política son "cero a la izquierda·, como diría un profesor de matemática, y están allí por un motivo muy importante, "han puesto su plata"; y/o son conocidos en el ámbito empresarial, en el mundo de la farándula, del arte, del deporte y de otras actividades no tan claras. Pero también hay otros que están allí por alguna circunstancia muy particular, como por ejemplo, por ser el hijo de algún nefasto caudillo, o ser la enfermera personal de un ex presidente presidiario, o ser la pareja de un conocido personaje de la televisión. Y nunca faltan los que pululan en el ámbito político, generando partiditos que a las justas pasan la valla y luego los alquilan (hacen negocio) a los otros que no tiene esa posibilidad.

Los partidos y las alianzas se presentan así con candidatos que muchas veces no saben ni el ideario del partido, algunas veces, ni siquiera saben que van a hacer en el Congreso, solo saben que a fin de mes cobrarán el retorno de su inversión durante cinco años. Y allí no queda el asunto, resulta que varios padres y madres de la patria una vez en el Congreso, como buenos negociantes, empiezan a ver qué partido o grupo ofrece más ventajas, y aquí se inicia la otra etapa del negocio, es decir vender la curul a otro partido, y a las pocas semanas a veces ya tenemos los primeros “tránsfugas”. Los casos de tránsfugas más escandalosos se han visto en los años 90 del siglo pasado, durante el régimen de Fujimori.; y en los siguientes regímenes sigue sucediendo lo mismo, y actualmente es una práctica política vigente. En estas elecciones, al ver la composición de las listas de candidatos a congresistas probablemente se repita la práctica mercantil.
Algunos congresistas actuales, a estas alturas, es decir cuando ya falta poco para que se vayan, quieren cortar estos vicios y fraudes, mediante una “ley anti tránsfuga”, ellos no se dan cuenta que, en realidad, esta ley no arreglaría nada, porque quieren atacar a las consecuencias y no al origen de problema. No quieren o no pueden ver que la crisis del Congreso tiene su origen en las crisis de los partidos polìticos, y de esta crisis no escapan ni los partidos antiguos como el APRA; ya hemos visto la bronca que tuvieron en el mes de enero por nombrar la lista de candidatos al congreso. Menos aún escapan los partidos políticos nuevos, en los que las broncas no se notan, porque los caudillos o dirigentes, seleccionan a dedo a los clientes, (prospecto de candidato) y hacen la “transacción comercial”, según las condiciones que ya analizamos líneas arriba. Esto pone en evidencia que los partidos actuales tienen muy pocos cuadros, no tiene una base sólida, y solo se apoyan en grupos de colaboradores trashumantes, nómades, que se van trasladando de un partido a otro, según su conveniencia. Y en las alianzas partidarias, el asunto es más práctico aún, y se ponen de acuerdo repartiémdose las curules entre ellos, y como es de suponer tendrá más candidatos el que màs dinero aporte. Salvo algunos pocos partidos políticos, esta es la realidad de la política nacional en estos tiempos, y si revisamos la historia de la república nos daremos cuenta que casi nada ha cambiado en casi doscientos años.
A fin de cuentas, según los dirigentes de la mayoría de los partidos políticos, ya no hay nada que discutir, creen que cualquiera que gane debe seguir la política económica neoliberal vigente, que se basa solamente al mercado, es decir, “todo se vende y se compra”, hasta cargos políticos y curules.
¿Y dónde está la democracia interna de los partidos?, y ¿donde está la democracia para la mayoría de los ciudadanos? O es que realmente son de segunda clase. En los partidos políticos no hay elecciones internas, predomina el “dedaso” y si las hay, no son limpias y justas; están plagadas de vicios, de fraudes de “anforasos, etc., es decir es una caricatura de democracia partidaria. Predomina pues el mercadeo político, y como en todo mercado gana más quien más tiene.
Finalmente, podemos concluir que si la mayoría de los partidos políticos se encuentran envueltos en esta crisis, entonces, la política nacional está en crisis, la democracia representativa actual está en crisis. ¿Qué Hacer?
Finalmente, podemos concluir que si la mayoría de los partidos políticos se encuentran envueltos en esta crisis, entonces, la política nacional está en crisis, la democracia representativa actual está en crisis. ¿Qué Hacer?
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